jueves, 19 de agosto de 2010

Bases de Apoyo en la Insurgencia Armada en la Venezuela de los años 60

San Felipe, Septiembre 2009.


Bases de Apoyo en la insurgencia armada en la Venezuela de los años 60

Las imágenes de las columnas del ejército rebelde entrando en la ciudad de la Habana llegadas en noticieros de cine, televisión y en la prensa escrita, ocuparía en la memoria de las generaciones presentes en tan histórico momento un recuerdo especial y permanente que echaría a andar sueños libertarios en función de la posibilidad concreta de llegada la hora de mover la espiritualidad del ser humano, hacia las luchas de liberación y construcción de la nueva sociedad que los mismos tiempos reclaman.

El momento era ese. La poesía de combate de Neruda nos hablaba de que cada cien años cuando la espiritualidad de las multitudes tiene su despertar. El mismo general Bolívar acompañada de: Sucre, Ribas, Negro Primero, Los Bermúdez, entre otros; se viene con ellas, pero ya antes Guaicaipuro y las tribus de la resistencia avanzan de nuevo reclamando el atropello a su raza, a su tierra.

El mismo General Zamora concentra sus hombres libres en las encrucijadas de caminos, bajo las sombras de las ceibas y samanes. En los pasos de ríos, para unirse a ese avance de reclamos que la justicia ordena desde tiempos atrás llega a nuestro presente para estar con nosotros, para hablar con nosotros, darnos sus experiencias y realizar sueños que lo corto de su sus vidas les imposibilitó realizar.

A ponerse a la orden viene toda esa gente. La cuarta gran conmoción continental y nacional despierta y se asoma. Lo acontecido en Cuba es el mejor indicio porque esta gran victoria llega entre el parpadeo del imperio que a pocos kilómetros de sus costas siente como imposible recapturar la tierra y el pueblo que está fuera de sus dominios.

El hecho revolucionario hacia la victoria debe prepararse, debe organizarse. Los manuales, la experiencia escrita y la filosofía liberadora nos indican que el elemento humano es lo imprescindible, tenerlo dispuesto a la lucha por su causa es lo principal entre tanto aprendizaje que las vanguardias deben aprender y asimilar. Allí está la historia que debe conocerse y también imaginarse, para que oriente y estimule los avances. Allí la geografía para que el terreno sea conocido. Pero la vigencia de Bolívar definió la Patria grande como toda América. La conmoción era precisamente en todo el continente. Las vanguardias como destacamentos del pueblo y de las clases que orienten y dirigen, se venían fraguando a través del tiempo sobre todo con la presencia en el escenario político del partido Comunista de Venezuela (P.C.V.) y los sectores revolucionarios y patriotas de la juventud radicalizada de Acción Democrática que se organizaría en tienda aparte en lo que fue el Movimiento de Izquierda Revolucionario (M.I.R).

Contener las vanguardias a su gente en momentos estelares de su historia para aparecer con fuerza en los tiempos precisos, es una acción casi imposible. La pasión no se contiene, se desborda con hechos no contenidos en un plan de acción. Mucho de eso hubo en esos primeros inicios, es casi normal que sea así sin que eso justifique los errores. La violencia del gobierno- recién estrenado – hacia los sectores populares que aún en las calles tienen su sitio de reclamo, motiva la respuesta armada, ya por parte de las vanguardias que ante una situación de hecho asumen la dirección. Aquí es inminente la aparición de las bases de apoyo para sustentar los hechos de insurgencia que alteran la cotidianidad de aquella democracia burguesa representativa y militarizada que por un largo período de 40 años se llamó en Venezuela el Pacto de Punto Fijo.

Bases de apoyo exigía el momento y bases de apoyo aparecieron

Bases de apoyo son la expresión de nuestro pueblo, o una parte de el en una localidad o comunidad concreta que puede ser un pequeño poblado, un caserío, un barrio, una fabrica, un liceo, una calle, una universidad, una urbanización y hasta una misma esquina en donde el pueblo trabaje en función de la revolución. Son nuestros viejos, nuestros jóvenes, nuestros hombres y mujeres, y aún nuestros niños con la sonrisa completa y el empeño abierto en función de la tarea y la incorporación revolucionaria. Es la complicidad de la gente con la causa que siempre es justa. Es su espacio físico y humano en donde se siente y se sueña con lo posible de anda por el pensamiento. En fin camaradas una base de apoyo como su nombre lo indica es un punto social en la cual la lucha revolucionaria en cualquiera de sus expresiones se nutre de lo espiritual y lo físico para marchar siempre hacia la victoria.

En aquellos años temprano de la década de lo 60 el principal asomo de estas bases se fundamentaron en antiguos y permanentes trabajos del partido y la Juventud Comunista de aquellos momentos sobre todo en nuestra capital: Caracas que desde aquel 19 Abril de 1810 le daba el ejemplo a las demás provincias. “Seguir el ejemplo que caracas dio”, está escrito en nuestro himno patrio.

“Viva caracas la Roja.
Vivan las chicas bonitas
Viva la que tenga amores
Con un joven comunista”

Estos versos hechos canción te hablan del caudal revolucionario de nuestra capital. Toda ella fue la sumatoria del potencial insurgente de sus barrios, como “Lidice”, “La Charneca”, “El 23 de Enero”, “La Vega”, “El Cementerio”, “Pro Patria”, entre otros; de allí salían nuestros contingentes de obreros y demás trabajadores a fortalecer la protesta y darle fuerza ideológica al planteamiento revolucionario. Los jóvenes estudiantes símbolo de la juventud dispuesto a todo. Los liceístas fueron la chispa de la alegría y del combate. Cada liceo fue una base de apoyo, allí aún están como testigos de la entrega de sus hijos que salían a reclamar las calles desde el Luís Espelozin, El Andrés Bello, El Fermín Toro, José Gregorio Hernández, El Gustavo Herrera, El Aplicación, Andrés Eloy Blanco, La Miguel Antonio Caro, Juan Vicente González, Luís Razzeti, y sobre todo nuestras Escuelas Técnicas que fueron la vida misma de la lucha. Toda la juventud fue un huracán pero nuestra máxima base de apoyo principal es la inolvidable Universidad Central de Venezuela (La UCV), ella fue territorio libre de Venezuela y de América. Se puede decir sin correr el riesgo a la equivocación que es la más recordada del movimiento revolucionario en el país. De allí salía los contingentes de combatientes, para nuestros destacamentos guerrillero urbano y rurales que en todas las ciudades y en todo el territorio se organizaron. Como símbolo de nuestro proceso revolucionario la U.C.V. es la expresión más completa que mantuvo en su propia soberanía los más altos niveles de lucha ante un puntofijismo autoritario, intervencionista y antidemocrático.

Pero no todo fue Caracas. Atrás quedaron los tiempos de 1810 donde su ejemplo arropaba la indiferencia de otras provincias, que hasta en un principio tuvieron conductas al hecho independentista. El camarada Duglas Bravo en un interesante trabajo llamado “La Guerrilla Rural” determina los diferentes escenarios llamados líneas. Desde la numero uno que se define como la que está en lo más profundo de las zonas montañosas. Le señala su importancia como región casi liberada de un control casi absoluto de los combatientes que la ocupan Así enumerando y resaltando la importancia de cada uno, llega al campo internacional; lo que está más allá de la patria en donde la solidaridad se convierte en hechos para la propaganda y para el internacionalismo militante y expresar la ayuda de todo género. Es el número 6. La quinta línea son ciudades grandes: Caracas, Valencia, Maracaibo, Barquisimeto, San Cristóbal, en donde ya determinamos que el barrio, el liceo, la universidad son por excelencia la base de apoyo urbana. La cuarta línea es lo suburbano, por excelencia la zona que determina la acción militar revolucionaria. Es la región de pequeñas ciudades continuadas por un desarrollo agroindustrial. Por ella pasan las grandes vías de comunicación terrestre y férrea, aquí el trabajador agroindustrial domina como estamento clasista principal, señalando pueblos en concreto como Chivacoa, Yaritagua, Morón, Acarigua, Quibor, entre otros, y sobre todo las regiones petroleras y del hierro se dice con ello mas que con el análisis teórico.

En la tercera línea conseguiremos las bases de apoyo mas trabajadas por nosotros; ya que nuestra vertiente guerrilla rural se caracterizó por la permanencia, por su actividad de combate y su capacidad para organizar su instrumentación política. En este caso el partido. Son esos pueblos pequeños, y caseríos grandes con una marcada influencia agrícola, con cierto aislamiento de los grandes centros urbanos y constituyeron para nuestros destacamentos desde su organización de retaguardia hasta su fuente a avituallamiento y de recursos humanos. En el país, pueblos como Aroa, Churuguara, El Tocuyo, Duaca, Ospino; encajan perfectamente en lo definido. Toda la cadena de caseríos grandes y pequeños de la Sierra de Coro, o de San Luís, la Sierra de Aroa, La Región del Turimiquire, todo el piedemonte andino que cruza a los estados Portuguesa, Lara, Barinas y Trujillo. Tendríamos obligatoriamente que resaltar como ejemplo mas dado de base de apoyo clásicas en nuestro esquema dos zonas del estado Yaracuy, ya bautizadas como zonas rojas: El Caserío “Camunare Rojo” en la parte alta del valle del Yaracuy en el Municipio Urachiche y el Caserío Carabobo en los Valle del río Aroa, en el Municipio Bolívar. En estas dos comunidades la tradición revolucionaria viene de lejos. Si escarbamos en su historia encontraremos la más maravillosa historia de entrega a la causa del pueblo y una fuente permanente de recursos humanos, incorporados a los destacamentos de nuestra guerrilla liberadora y de gestos concretos de valentía y conciencia revolucionaria casi colectiva. Más allá, donde nos topamos con las zonas boscosas esta es la segunda línea de pequeños caseríos dispersos por serranías y llanuras. Con ramales carretero que con la llegada de la lluvia dejan de funcionar. Donde la autopista es el camino real, en donde el conuco es la formación económico-familiar en donde se resuelven los problemas de subsistencia. Es una base de aprendizaje donde el hombre que habita el campo convive con la sabiduría de la naturaleza en todos los órdenes. Allí la oportunidad de aprender y enseñar con la humildad y la malicia que centenares de años esperando justicia ha formado a un ser humano que convive en una armoniosa relación con el medio que lo rodea. De allí se sale con las pilas cargadas a resolver las dificultades en la aparición de un ejercito popular que se concentra y se dispersa, donde se curte para que la sonrisa esté en los momentos difíciles y para que sea cimiente que encierre lo que sería mañana el hombre nuevo en el decir del Comandante Guevara o el de los elegidos en el sentir de Jesús de Nazaret.

Todos estamos sintiendo que allí está el germen de un ejercito popular que sería la fuerza de choque ante cualquier pretensión del imperio. Aún la asimetría de las confrontaciones está en el hecho creador. La experiencia de milicias populares en el barrio donde la aprendimos desde niños a partir de nuestros juegos, la experiencia del liceo en nuestra adolescencia, la experiencia con la solidaridad en las luchas de los trabajadores, la del combate de la calle, pero sobre todo la experiencia de la historia que nos baje desde Guaicaipuro, Bolívar, Zamora, Argimiro, Fabricio y Mario, nos ordena la pronta tarea de la construcción inmediata de ese ejercito popular que sea una evolución de nuestras milicias de hombres y mujeres libres asumiendo con decisión las tareas del momento: frenar y derrotar en cualquier terreno la fuerza asesina y devastadora del imperio. Esa es la necesaria tarea.

Luchar hasta vencer

Dimas Petit

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