sábado, 28 de agosto de 2010

Saul Antonio Corona (Chule)

EL DESEADO

de Eliézer Corona, el El Viernes, 27 de agosto de 2010 a las 12:54

El nombre Saúl es de origen hebreo y significa “deseado” o “pedido a Dios”. El sentido humanitario como condición que le impone su sensibilidad para poder conseguir su regeneración personal, es la esencia de la personalidad de los que llevan este nombre. También se dice de los nombrados así que convencen a los demás y realizan lo que se proponen gracias a su gran fuerza de voluntad. Que los que le rodean pueden ver cortada su libertad debido a su brusca impulsividad y que saben influir en su entorno social a través de ideas cargadas de sentimientos humanitarios.

Ignoro si Güelo y Güela sabrían todo esto acerca del nombre que escogieron para este hijo engendrado aquel friolento diciembre del año cuarenta pero, lo cierto es que, para los que tuvimos la dicha de conocer este gran personaje de la familia, creo que ese hombre se parecía bastante a esas descripciones que inician la nota.

Saúl Antonio Corona García nació el veintiséis de agosto de 1.941 en Aroa, en tiempos de bonanza y prosperidad agrícola de su padre cultivando plátanos en sus modestas posesiones, en las fértiles vegas del gran Río Aroa: El 6, el 7 y el 8 (se refería a los Km de la carretera en donde estaban esos sitios), donde labraba la tierra el viejo evangélico proveniente de El Bariquí. Eran los tiempos en que Laureano Petit lideraba a los corianos como tercer y último gran caudillo de los emigrantes falconianos, de acuerdo a la teoría sostenida por Elías Corona al respecto. Antes de Laureano lo había sido Miguelito Jiménez (segundo caudillo) y antes de él Ramón Jiménez como primer líder popular a quien los corianos seguían y obedecían como a uno solo hombre. Fue durante la gestión de Miguelito Jiménez por cierto, que los corianos fueron dotados de tierras buenas en las vegas del río Aroa produciéndose el abandono progresivo de las haciendas cafetaleras en lo alto de la serranía de Aroa.

Creció Chule (no mucho, por cierto) allí en Aroa hasta que en 1.950, la familia fue a establecerse definitivamente en Carabobo, el pueblo recién descubierto y fundado por su padre, su hermano mayor Juan Bautista, su otro hermano mayor Elías y sus primos hermanos Ernesto, Laureano, José del Carmen “Checame” y Benedicto Petit Corona (hijos de su Tía Chica), junto a otros allegados aroeños y bariquiseros.

Allí en Carabobo se estiró todo lo que iba a crecer hasta los veinte años llegando a cursar estudios en instituciones de San Felipe, algo poco común en la juventud de aquella aldea incipiente. Esta condición de estudiante le había permitido tener acceso a fuentes de información variada y nutrida en diversas áreas del conocimiento: filosofía, política, literatura e historia. En esos corredores de letras impresas conoció a Guaicaipuro y a Josefa Camejo, a Andresote y José Leonardo, a Miranda y su “Leander”, a Gual y a España, a los catires Paéz y Boves, al Negro Primero, al inmenso y grande Simón José Antonio y al Abel de Colombia, Antonio José de Sucre. Supo de la Toma de una Bastilla por allá por la tierra de los “Mesié” y de una Revolución de unos tales Bolcheviques en una geografía, más allá, lejana y fría. Devorando libros se encontró con uno amarillento, con un viejo espelucao en la portada, con nombres de libro y autor muy cortos: El Capital, Carlos Marx, y se leyó uno a uno los discursos pronunciados por un hombrecito ruso, mas o menos de su estatura, llamado Wladimir Ilich Ulianov: Lenin, de quien por cierto tomó prestado el ultimo nombre para bautizar veinte años más tarde, a su único hijo varón.

En 1.961 ya maduro intelectualmente, preñado de sueños e ideales libertarios, con el todavía fresco tropel de Fidel y sus barbudos bajando de la Sierra Maestra y entrando en La Habana, decide dar el trascendental paso de la teoría a la práctica, de la dialéctica a la praxis revolucionaria, enrolándose en una veintena de jóvenes yaracuyanos que se fueron a la montaña cercana de Cerro Azul, en busca da su propia Sierra Maestra.

Se llevó a su inseparable hermano Monche completando el grupo con su primo y entrañable amigo Demetrio y Erasmo, el hijo del primo Dieguito Acosta junto a otros compañeros de sueños. Todos, bajo el aliento tutelar del decano maestro de revolucionarios, Temporal López y bajo el contundente liderazgo y ejemplo de su también primo, Mario Petit Vásquez que se les había adelantado algo.

El 23 de marzo de 1.962 en la mañana, conformando una de aquellas brigadas en las que habían sido divididos los combatientes guerrilleros del campamento y, haciendo un recorrido de maniobras de ejercicio en los alrededores del lugar, se paralizaron todos aquellos campesinos en traje de campaña, viéndose las caras al escuchar un estruendoso traqueteo de rifles y metralla provenientes del campamento que acababan de dejar. Mudos y estremecidos por el sorpresivo acontecimiento, se replegaron ocultándose alertas a un inminente ataque esperado hacia ellos. Tras unos instantes de intensa expectativa, se reagrupan y deciden según las instrucciones impartidas en el entrenamiento previo, enviar a uno de ellos y cubriéndolo el resto, hacia el sitio del campamento que acababan de abandonar.

El escogido fue Nelson Ranspersad, un caraqueño que se encontraron allí en la montaña sagrada, en donde convergieron guerrilleros venidos de diferentes partes del país por encontrarse allí establecido un campo de entrenamiento subversivo que Camunare Rojo, en tierras larenses. Al llegar al campamento en extremo sigilo, el delegado de la brigada escudriño con la mirada de palmo a palmo el lugar impregnado de la densidad opresiva de la muerte… Sobre la capa vegetal de aquella selva florida, yacía el cuerpo sin vida de Mario atravesado en la mitad de su cuerpo por un certero disparo de FAL sobre una mancha de sangre del mismo color que la tercera franja de nuestra bandera. Regresó a la presencia de la brigada y tras un breve lapso de espera en franca desesperación por no poder emitir, pudo finalmente coordinar una desgarradora y definitiva sentencia:

«Cayó Mario! »

Al regresar sin peligro al campamento, la brigada rodeó el cuerpo horizontalizado y tras un solemne y doloroso silencio de promesas de continuidad de lucha al bravo líder caído, cubrieron su cuerpo con hojarasca entre dos árboles para ocultarlo ante posible regreso de los perros serviles.

Tras el desmantelamiento de los campamentos guerrilleros por la terrible escalada militar del “gobierno democrático” producto de “elecciones libres”, el grupo de sobrevivientes de Cerro Azul sufrió una cacería implacable por parte de esos “gobiernos democráticos representativos”. Tras ser detectados en una alcabala por una nerviosa decisión del Flaco Vásquez por un armamento que le encontraron. Chule y Monche, partidarios de la retirada a las montañas cercanas abriendo fuego a discreción contra el puesto de control militar, en abierta contradicción al nervioso camarada Vásquez, fueron detenidos y enviados a Puerto Cabello, a la Base Naval.

Eran esos días vísperas del Alzamiento Militar de Puerto Cabello conocido como El Porteñazo.

En el fragor de la sublevación militar se incorporan al alzamiento todos los civiles detenidos los cuales son puestos en libertad y armados para la lucha.

Sofocada la asonada, Chule es enviado con Monche y muchos otros a la Penitenciaría más moderna para la época, especialmente mandada a construir por el “padre de la democracia representativa”, Rómulo Betancourt, quien contrató a un constructor alemán para que le hiciera una cárcel a imagen y semejanza de un campo de concentración Nazi, en la mayor isla del Lago de Los Tacariguas: La Isla del Burro.

La tenebrosa isla sirvió de albergue a Chule, Monche y unos centenares de combatientes revolucionarios por más de cuatro años. Fueron años de forja, de horno, de temple en el proceso de formación del revolucionario genuino. Allí conocieron y se hicieron amistades férreas entre camaradas de sueños y de lucha revolucionaria. Destacan los nombres de Clodosvaldo Russian, Fernando Sago entre muchos otros, las amistades de Chule indisolubles en el tiempo que nacieron en la isla.

En 1.967, Chule y Monche reciben la gracia de confinamiento para completar el pago de la pena confinado a La Guaira estableciéndose en Caracas y Chule fue confinado a la isla de Margarita. Los peores años de su vida fueron estos de Chule pasando hambre y el trabajo parejo en una región tan lejana, y otra isla por cierto. El único aliciente: la libertad y su concepción ideológica, su posición ante la vida.

A finales de los años setenta ya Chule ha “alcanzado el punto” en el proceso de formación intelectual tras haber cubierto el ciclo: Teoría-Práctica, dialéctica-praxis. Funde sus experiencias sociales en su adolescencia campesina en Carabobo, sus años en los enaltecedores calabozos de la Isla del Burro y los primeros años en libertad, y decide verter toda esta rica y extensa formación en lo social.

Reencontrado en Caracas con su primo y hermano de crianza Demetrio, emprenden la temeraria aventura de llevar a la práctica los valores fundamentales del cooperativismo, convirtiéndose en dos de los fundadores, pregoneros y practicantes de este movimiento en Venezuela.

En este arduo trabajo social de calle, codo a codo con el pueblo, transcurre la década de los setenta hasta que decide incurrir en el comercio. Un poco como Monche, Chule decide, precisamente reunido de nuevo con su hermano complementario, introducirse a las entrañas del monstruo mismo: el capitalismo. Incursiona en el comercio en el ramo de la carnicería comprando un frigorífico en sociedad con Monche y Wilmer, el hijo mayor de Chato y Arminda quien ya había incursionado en este negocio y conocía bastante la materia.

El establecimiento de Chule en Valencia marcaba su retorno a la vida con sus padres y cerca de hermanos, hermanas y sobrinos. Se trajo de Caracas a Maritza León a quien conoció en su intenso trajinar cooperativista en Caracas y a quien seleccionó como compañera para fundar una familia. De hecho, en esos días nació su primer hijo y varón a quien llamó Lenín. Más tarde le nacieron dos hijas hembras: Nieves y Dinger, para completar su descendencia.

Compró una parcela en el Barrio Bolívar donde construyó su casa, cerca de La Bocaína en donde también vivían sus hermanos Elías, Mingue, Juan y Ana.

Después de cumplir su ciclo de comerciante, decide incursionar en el sector transporte comprando con Monche una Buseta a su cuñado Manolo, esposo de Chila, y se asocian en una populosa línea de transporte colectivo en la zona sur de Valencia. Ellos mismos trabajan la unidad y no tardó Chule en hacerse de la presidencia de la línea revolucionando el funcionamiento de la misma.

En esos años ochenta, afloran en la familia aires integracionistas avivados por el entusiasta apoyo de Chule. Se rememoran tiempos pasados de aventuras expedicionarias en asiduas reuniones domingueras debajo de una mata de mango en la casa de Elías en La Bocaína. Acuden religiosamente a esas tertulias Laureano Petit, Chule y Maritza, Jesús Rodríguez (esposo de Silda la de Ana), Alejo Petit (hijo de Carmen Romero), Guillermo Vargas y su hija Gledys y su esposo Angel Crúz y, un buen día, se decide unánimemente despertar el dormido espíritu emprendedor de la familia. Nace ese día ASOINFA, el ensayo integracionista de la familia más ambicioso y revolucionario que se había concebido hasta la época. Después del proceso de maduración y pulido de la idea, se materializa en la figura de una Asociación Civil sin fines de lucro cuya primera junta directiva la encabezaría uno de sus padres y el más ferviente promotor y defensor: Chule.

Comenzando el año 1.991, en el mes de febrero, Chule sufre un primer infarto estando en una de sus casas, la Cooperativa Cecoarca, logrando llegar al Hospital manejando él mismo su carro. Tras una breve estadía hospitalaria y en vías de supuesta estabilidad, arremete de nuevo la canalla y con un segundo zarpazo, esta vez letal, nos arranca a este hombre de baja estatura física, pero un gigante en lo que a personalidad humana se refiere. Fue el dieciséis de marzo de aquel año, el día desde el cual mascullamos el dolor por tus diecinueve años ya de ausencia física, pero que compensamos y, con creces, con tus sesenta y nueve años de presencia imperecedera entre nosotros.

jueves, 19 de agosto de 2010

MONTAÑAS DE VENEZULA

PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN VENEZOLANA (PRV).

FUERZAS ARMADAS DE LIBERACIÓN NACIONAL (FALN).

COLUMNA GUERRILLERA “JOSÉ LEONARDO CHIRINOS.


Al pueblo yaracuyano.-


Queridos paisanos:


Desde las montañas de Venezuela y en nombre de todos los combatientes de la Columna Guerrillera “José Leonardo Chirinos” reciban un saludo revolucionario y un abrazo de hermanos.-

Desde este frente de guerra contra los ricos, seguimos el desarrollo de los combates que se libran allá, en especial los y las heroicas obreros de la Bananera, de los pobladores del caserío el Guayabo de la Aldea Casimiro Vásquez, de los habitantes del Barrio del Zumuco y en fin la disposición para el combate de todo el pueblo, lo cual es un ejemplo para la Venezuela de los pobres, y una de las primeras batallas victoriosas en esta nueva etapa de la lucha.-

Todos estos sentimientos de solidaridad, de unión entre los obres, y de odio hacia los ricos, forman parte de la tradición de combate de nuestro pueblo. Aun la historia escrita por los poderosos, lo registra así.

Como prueba de nuestro pasado, está la tenaz lucha iniciada y sostenida por nuestros indios Jirahara, con el cacique Yara al frente contra los españoles invasores, el levantamiento en Buría, de los esclavos por El negro Miguel, en la época de la Colonia. Durante la guerra nacional de Independencia nuestra participación encarnada por JOSÉ JOAQUÏN VEROES y CECILIA MUJICA, luego la Guerra Federal tuvo fuerte bastión en todo el Yaracuy y esto se recoge en las numerosas guerrillas que abrigada y sostenido nuestro territorio y con la participación de un humilde peón de las haciendas de Camonare llamado Prudencio Vásquez. Medio siglo después, la participación teniente Barrios el levantamiento del Cuartel San Carlos de Caracas en contra de la Dictadura Gomecista nos da la continuación de nuestra rebelión contra las clases opresoras.

Hoy esa misma lucha continúa encarnizadamente, los fusiles de la liberación siguen firmes en manos de hombres patriotas y en revolucionarios como Duglas bravo, Francisco Prada, Elegido Sibada (Magoya) dirigentes de nuestros partidos y Comandantes de nuestro ejército del pueblo.

En nuestro reciente pasado la sangre de los hijos yaracuyanos se ha derramado copiosamente entre nosotros vive el recuerdo de los que han muerto combatiendo con los pobres de los años sesenta hasta nuestro días. En esta lucha mis compañeros caídos, mis hermanos MARIO y LEONEL PETIT, han sido asesinados gran parte de mi familia como AMADO PETIT, JOSE AGUSTÏN, ESLADIA VASQUEZ, y otros más, y el resto hemos padecido persecución y encarcelamiento además de la detención de mi compañera y el hostigamiento hacia mi familia, forman parte de la cadena represiva y de asesinatos, también han caído oros como Macario Vizcaya, los hermanos Ollarves, Palermo Ordóñez y muchos más.

El recuerdo doloroso mas reciente con la sangre tibia aún en las calles de San Felipe fue el vil asesinato de los estudiantes Nelson Rodríguez y Lilian Gutiérrez el uso de las fuerzas represivas de este gobierno y los ricos. Igual situación han vivido y viven miles de familiares venezolanos. Todo este caudal de lucha de sufrimiento e injusticia, pero a la vez de heroísmo y valentía tiemplan nuestra voluntad y firme decisión de llevar esta guerra de los pobres contra los ricos, hasta nuestra victoria final. Es mi compromiso y el compromiso de nuestro partido y como parte de ese compromiso se da mi fuga del Cuartel San Carlos con 22 compañeros mas, para ocupar nuestro puesto en las filas del combate, con el juramento inquebrantable de cumplir con este deber sagrado de no capitular y hacer la revolución con las armas en las manos disparando libertad al lado del pueblo que cierra filas en el seno de nuestro ejercito liberador para construir una patria libre y socialista.

Hoy ante los combates de ustedes, ante los combates de la clase obrera por sus derechos, que se vienen dando en todo el país, con los combates de los obreros del hierro, los obreros de Uniroyal, Indulac, Textileros y muchos más, los combates de los campesinos por la posesión de las tierras, los combates de los humildes habitantes de los barrios y población venezolana y los combates de los estudiantes. Combate heroico valiente que son reflejo de nuestras historias de lucha, que son ejemplo de las batallas que debe librar el pueblo venezolano. Toda esta arremetida de las fuerzas populares nos llena de orgullo, llenan de cantos, de alegrías y de esperanzas revolucionaria a todas estas montañas que están abiertas para todos los patriotas, para todos los hombres y mujeres civiles y militares que están dispuestos a librar las batallas contra las injusticias y miseria que viven los humildes.

Hoy estos combates no podrán ser derrotados por las huestes sanguinarias y asesinas del Judas Alexis Olmos Vitoria y su pandilla de gángsteres, no podrán ser paradas por la jauría de policías embrutecidos que comanda HECTOR AULAR MULLER, no podrán ser manipulados por la política carnicera del general gobernador Candido Pérez Méndez que tan vil mancha y pisotea los ideales Bolivarianos que tanto pregona.

Tampoco el dinero de los DUPUY, los BRANYER y los CAPRILES podrán menguar el oído de clase de los obreros de la Bananera, porque las fuerzas y sentimientos de nuestro pueblo nacen de la guerra permanente que existe entre pobres y ricos. Tampoco podrán doblegar la férrea voluntad de los dirigentes revolucionarios que hoy están encarcelados por estar defendiendo los derechos de los obreros y campesinos. No podrán doblegar la conciencia revolucionaria de mi compañera Dilcia de Petit a quien pretenden cobrar su consecuencia como defensora de los Derechos Humanos, el hecho de ser la esposa de un fugado del Cuartel “San Carlos” y el hecho de ser la esposa de un combatiente de la columna guerrillera “JOSË LEONARDO CHIRINOS”. No podrán los poderosos y sus lacayos; no podrán el gobierno de los ricos, detener la fuerza descomunal del pueblo unido y dispuesto a la lucha.

En este momento histórico, la clase obrera motor fundamental de la revolución señala el camino revolucionario. En este momento histórico los obreros de la Bananera, junto con los campesinos del Guayabo, de la Aldea “Casimiro Vásquez”, los poblados del barrio el Zumuco y toda población San Felipeña que resueltamente se unieron y que ante la violencia de los ricos respondieron con la violencia solidario de los pobres, señalaron el camino de la organización, de las alianzas y de las formas de lucha para hacer la revolución.

Paisanos, por todas estas cosas me siento orgulloso de ser hijo de de ese pueblo, empuño con orgullo y fe el fusil que el pueblo me ha dado para pelear contra los ricos. El sol de la victoria está naciendo con ustedes, sus destellos alumbran las montañas. La lucha del pueblo yaracuyano es la lucha de los pobres de todo el continente porque para nosotros, al igual que como fue para Bolívar “LA PATRIA ES LA AMÉRICA”.

¡¡VIVA EL CORAJE REVOLUCIONARIO DE LOS OBREROS DE LA BANANERA!!

¡¡UN PUEBLO UNIDO JAMAS SERA VENCIDO!!

¡¡FUERA EL ANTIBOLIVARIANO CANDIDO PEREZ MENDEZ!!

¡¡CONTRA LA REPRESIÓN LAS MASAS A LAS CALLES!!

¡¡FUERA EL JUDAS ALEXIS OLMOS!!

¡¡POR LA LIBERTAD DE LOS DIRIGENTES ENCARCELADOS, EL PUEBLO A LA CALLE!!

¡¡PUEBLO PREPARATE PARA LA GUERRA!!

¡¡LUCHAR HASTA VENCER!!

DIMAS PETIT

JULIO 1977

MARIO PETIT VÁSQUEZ

Hablar de Mario Petit es relatar la historia del primer mártir caído en los heroicos destacamentos guerrilleros; es contar la historia del inicio en nuestro país de las luchas de los pobres contra los ricos que toman una verdadera definición en los albores de la década del 60 con la aparición de las guerrillas.

Su vida de apenas 24 años permanece como la exposición clara y precisa de una verdadera existencia proletaria, de la búsqueda y hallazgo del único camino por el que los pobres se liberan de la explotación de los ricos.

Nació el 24 de mayo de 1938 en un caserío del Distrito Federación del estado Falcón, es el segundo hijo en una lista que se prolongó hasta 12 en el hogar formado por sus padres Ernesto Petit e Inés Vásquez de Petit. A muy temprana edad, por la urgente necesidad de trabajar pasa a ser la mano derecha de su padre en las labores cotidianas del campo. Su infancia transcurre en Aroa , estado Yaracuy, población en aquel tiempo dependiente del trabajo conuquero, azotada por la ruina de los obreros mineros echados a la calle por una compañía inglesa explotadora de las minas de cobre de la región.

Su juventud hasta los 18 años transcurrió en la ignorancia de las formas de lucha para enfrentarse a los ricos y ya en el caserío Carabobo que había ayudado a fundar junto con su padre y otros vecinos se encuentra como otro explotado más en los comienzos de 1958. Cuando es derrocado Pérez Jiménez. A partir de esta fecha con el flujo de los acontecimientos incita, a los campesinos a organizarse; una nueva vida florece entre los montes por las grandes promesas de los partidos reformistas que ofrecen una revolución al alcance de las manos. Mario ingresa en la Juventud Comunista, la cual al año siguiente es la primera fuerza de toda la región. Se dedica al estudio de los materiales que habían sido siempre clandestinos, trabaja en Sindicatos que pasaron a ser del dominio exclusivo del partido Comunista. Todos se contagian de un espíritu de lucha, ahora sabían explicarse el porqué de la miseria de lo conuqueros y del hambre y explotación de los que habían sido mineros. Toda su labor a la construcción de los organismos del partido, vive las 24 horas para él. Carabobo es declarada zona roja, y bajo la mirada represiva de la policía Mario empieza a organizarla para trabajar en la clandestinidad. De la Juventud pasa al partido y sin tener divorcio entre su teoría y su práctica revolucionaria pasa ser el responsable en el Distrito del Partido. Ayudado por su popularidad hace crecer al movimiento revolucionario y todos los ranchos le abren sus puertas para esconderlo en caso de necesidad o para ayudarlo en toda clase de solidaridad.

Cuando llega la resolución de tomar las armas apoya la decisión con gran calor y emoción, su entusiasmo se lo transmite a los demás y por unanimidad la zona empieza a prepararse para la lucha armada. En el seno de su familia deja una conciencia valedera para todas las épocas por eso también siente una gran satisfacción personal por el apoyo que tiene en ellos. Organizada la lucha de la gente que va par el monte con la ayuda de su primo Amado. Reforzado por camaradas llegados de otros sitios forman un Destacamento Guerrillero en las montañas de Cerro Azul, cercano al caserío Carabobo, todos los habitantes de la región ven en ellos la verdadera esperanza de los pobres y se convierten en la base de apoyo de las guerrillas.

Llega el 23 de Marzo de 1962, un día de rutina aparente cuando estaban pasando la novedad de las tareas practicas, se produce el primer combate con la Guardia Nacional. Mario muere defendiendo el campamento, entre gritos de guerra y entusiasmo revolucionario, pero perpetuando su conciencia revolucionario hacia los verdaderos revolucionarios de hoy, los que como él están con su moral y sus armas en el primer puesto de combate.

“Colectivo Mario Petit”

“Luchar Hasta vencer”

Amado Petit

Pasa el tiempo y el recuerdo de los héroes está presente, en los que aún siguen en el camino que ellos señalaron. La revolución va exigiendo que cada día los hombres de vanguardia se fundan más en ella.

Para iniciar la lucha y obtener un patrimonio moral y heroico se necesitó el sacrificio de los más decididos, los que tenían conciencia para ello, y fue el momento en que el embrión de sus sentimientos revolucionarios adquirió su forma colosal y completa para ejemplo de las nuevas promociones de combatientes y para orgullo del pueblo que es capaz en cualquier momento de parir verdaderos hombres.

Uno de estos primeros héroes fue Amado Petit, joven campesino nació en el Bariquí en Marzo del 1934. Sus padre se trasladan hacia el Caserío Carabobo a reunirse con otra parte de sus familiares. Después del retorno a su hogar se encuentra que su campo está penetrado por los partidos políticos, se encuentra con la verborrea de los partidos reformistas que buscan los votos de los campesinos.

Por intermedio de su primo Mario Petit se incorpora a la Juventud Comunista y juntos consolidan el PCV en la zona de Carabobo y Aroa.

En un asalto a la prefectura de Urachiche se desata la represión en el Yaracuy. La militancia aguanta con pié firme esta arremetida.

El 16 de Mayo cae abatido Toribio García y su arma ruge buscando la venganza para sus compañeros caídos. Después de varias horas de combate cae mortalmente herido con un tiro en la espalda, su agonía es un verdadero canto a la revolución y un ejemplo de firmeza hasta el último momento.

En el momento final dijo al jefe del grupo “COÑO QUITAME LAS BOTAS PARA QUE LAS USE OTRO COMPAÑERO, A MI…. A MI YA NO ME SIRVEN. Contaba con 26 años de edad.

Leonel Petit Vásquez

Leonel pertenece a esta generación, irrespetuosamente sacude la forma miserable de explotación y de dominación que nos imponen.

Nacido en hogar campesino hijo de Inés Vásquez y Ernesto Petit, amasadores de templanza con sus lágrimas y la sangre de sus hijos en esta nueva época de la violencia que engendra el enfrentamiento de pobres contra los ricos que se desarrolla a todo lo ancho y largo del Venezuela.

La muerte de su hermano Mario y su primo Amado, acelera la madurez de sus 17 años que ya son puestos al servicio de las tareas de la revolución.

Con los primeros brotes de violencia se presenta la época de las definiciones concretas. Se hecha sobre sus hombros la organización del movimiento en la zona del distrito Bolívar.en Yaracuy. Contando con las bases dejadas por su hermano Mario.

En sus cinco años de lucha transcurridos se van formando dos fuerzas conscientes
de los intereses que defiende.

Es el momento en que los revolucionarios se aferran a su integridad para sortear las dificultades y salir victoriosos y mientras ésta templanza crece se va rigiendo por otro lado la sonámbula figura de una parte conciliadora del Partido Comunista. Leonel es uno de los fervorozos defensores de la firmeza y la continuación de las luchas.


En Mazo de 1967 en Apartaderos Estado Cojedes fue capturado, sin que el enemigo lograra quebrar su confianza y fé en el proceso de lucha que se libra.

Forma parte de la larga lista de la figura implantada por el gobierno en turno la de Raúl Leonis,

“LA FIGURA DE LOS DESAPARECIDOS”

José Agustín Petit

Los destacamentos guerrilleros tienen en José Agustín un audaz correo y abastecedor, desplazándose por entre las líneas enemigas en todo el triángulo montañoso de Falcón – Lara y Yaracuy.

Ante la claudicación del PCV desarrolla una amplia labor de desenmascaramiento entre las masas campesinas para definirlas al lado de los comunistas consecuentes que continúan la lucha armada.

Para el momento en la "Columna José Leonardo Chirinos” se desplazan hacia los Andes en la marcha de la Concentración, mas de ochenta guerrilleros que participan en la marcha se encontraron puntualmente abastecidos de comida, botas y uniformes y de todo cuanto pudo acarrearles, todo en medio de una feroz ofensiva enemiga que desplegaba la Operación Embudo, en la vana ilusión de aniquilar los destacamentos guerrilleros.

El 28 de Marzo 1967 es detenido en Barquisimeto, gracias a un traidor.

Es desaparecido junto con otros revolucionarios; murió como un héroe, en medio de las más bestiales torturas.

Ramón Alvarez "Monche"

La Revolución crece en los hombres con un calor humano que no se detiene en ellos sino que llega y se expande hacia los demás hombres que lo necesitan.

Los revolucionarios aprenden a amar el pueblo a que pertenecen y a todos los sectores humildes, porque en ellos es en donde se ha escrito toda la historia que sirve de base.

A esta selección de combatientes pertenece Ramón Alvarez (Monche), luchador de origen campesino.

El 02 de Junio de 1972 en plena verborrea de la pacificación cae asesinado de 30 disparos por la DSIP de Caldera, Lorenzo Fernández y Reemberto Uzcategui. Contaba con 27 años de edad para la fecha de su muerte.

Edmundo Hernández

Nació en Cumarebo, estado Falcón en 1973. Se inició en la lucha política en las filas de URD,el desarrollo de lucha armada en las montañas de Falcón lo llevó a establecer contacto con los destacamentos armados. Hasta convertirse en un eficaz colaborador de la retaguardia guerrillera.


En 1967 ingresa a las filas de la Columna “José Leonardo Chirinos”. El 03 de Junio de 1972 en un encarnizado combate con los cuerpos de seguridad y los cuerpos de cazadores, cae abatido en la población de la Victoria.


“Todo revolucionario sincero tiene que conocer la vía armada como la unica que queda. Sin embargo el pueblo espera que los jefes, con su ejemplo y con su presencia, den la voz de combate”

Camilo Torres.

Nuestra otra Princesa "Esladia Vásquez"

Nació en Yaracuy 14 de Febrero de 1956. Su trayectoria revolucionaria es muy corta, pero desde pequeña estuvo influenciada por el ejemplo de su familia, contaba 17 años cuando el día 28 de Julio de 1973, a eso de las dos de la mañana, los cuerpos de seguridad del estado irrumpieron violentamente a la casa que habitaba con otros camaradas, en San Carlos, siendo ametrallada a mansalva por dichos agentes.

Esta camarada forma parte de la juventud que hoy se levanta con decisión y lucha en los terrenos contra los hambreadotes de nuestra tierra, también forma parte de la juventud pacificada por la PACIFICACIÓN SANGRIENTA, del Dr. Rafael Caldera.

Pertenece a una gran familia de revolucionarios que han sacrificado sus vidas por el bienestar de nuestro pueblo en donde se encuentra: Mario, Leonel, Amado, José Agustín (Petit), Eli Saúl, Edmundo y Ramón., Dilia Rojas su hermana también masacrada años después.

Una de nuestras princesas "Dilia Rojas"

Está vivo el recuerdo de aquellos días o mejor dicho de aquellas cacerías humanas. Días en que la palabra derechos Humanos sólo era una fábula estrechamente ligada a la configuración plena de la injusticia social.

Ni siquiera el viento ni el tiempo han podido borrar las huellas del recuerdo que refleja la gran verdad: la impunidad que caracterizó “LA MASACRE DE YUMARE”
Alexis Rosas.

Nacida en la Sierra de Coro, se traslada desde muy joven con su familia para el Yaracuy, amante de la poesía y luchadora vecinal de buena estirpe. Su vida estuvo siempre envuelta en un torbellino, muchos de sus familiares han sido muertos por los cuerpos de Seguridad del Estado.

Secuestró un avión en 1973 y lo llevó a Cuba donde vivió siete años. Trabajó como enfermera en el Hospital Central de Valencia. Fundadora de la Asociación de Vecinos en representación de los barrios. Fundadora de ASOINFA (Asociación para la Integración Familiar). Revolucionaria desde muy joven. Estudió Francés en Cuba. El 09 de mayo de 1986 la policía se ensaña contra ella, su cadáver presentaba hematomas generalizados, un seno estaba cercenado y tenía cinco heridas de machetazos en diferentes partes del cuerpo, pérdida de un ojo, perforaciones en todo el cuerpo y dos tiros de gracia en la nuca.



En Homenaje a Dilia Rojas: una mujer de verdad
Sobre la Masacre de Henry López Sisco

Por: Dimas Petit
Fecha de publicación: 08/05/09



No se cual sería el último pensamiento de mi prima Dilia Rojas antes de morir si es tiempo para pensar en esa hora de la vida de tanto compromiso antes que las balas asesinas, disparadas por el propio Comisario de la Disip Henry López Sisco le estallaran la bóveda craneal después de haberla sometido todo un día a las mas bárbaras torturas y dispararle en zonas aún no comprometedoras para la vida. Aún creo – a riesgo de equivocarme – que su pensamiento no se apartó de aquella mañana de julio de 1973 cuando abordó junto con 3 compañeros el avión de la línea Avensa para desviarlo hacia la Cuba de Fidel y del Che en embajada de Revolucionarios como único medio de ponerse en contacto con ellos, rendirle homenaje a los mártires caídos en la población de la Victoria que apenas hacía un año habían muerto en combate contra lo cuerpos de seguridad del puntofijsmo. Allí se jugó la vida, y públicamente demostró el compromiso asumido con su pueblo en una acción revolucionaria que demostraba lo cerca que estaban sus palabras de los hechos.

No se que pensaría aquel asesino con chapa de policía al tener al frente a una mujer de tanto guáramo que por ser valiente y revolucionaria, por ser una mujer de verdad sellaría su suerte con la muerte porque los caprichos de aquel cobarde que se amparaba en la protección del gobierno adeco decidió asesinarla junto a ocho compañeros más por sentirse paladín protector de la causa puntofijista. Por allí aparecieron los nueve cuerpos en las afueras del caserío Barlovento del Municipio Bolívar aquella mañana del 08 de mayo de 1986, informando los medios de un enfrentamiento de cuerpos de seguridad con irregulares como se acostumbraba a decir. Desde un principio la verdad entre tantas mentiras empezó a aparecer, dejando claro que todo fué un crimen
convertido en masacre ejecutado por de los cuerpos de seguridad, como se venía haciendo en varias partes del país.

Traemos la descripción forense del cadáver de mi prima porque ya es la hora que se empiecen a conocer los detalles; y todos empecemos colectivamente a determinar los hechos:

“Nombre: Dilia Antonia Rojas
Fecha de Autopsia: 09-05-1986.
Operador: Dr. R Henríquez L.

Inspección General del cadáver:

Cadáver de una mujer de color trigueña. Cabeza: se aprecia herida de arma de fuego en la cabeza con estallido de bóveda y base, perdida total de la masa encefálica. Fractura amplia en los huesos de la cara por la onda explosiva. Boca: caries incisivos superiores. Cuello sin lesiones. Tórax: herida anfractuosa en la región axilar derecha de 3*2 cms. Mamas flácidas. Tórax: se aprecia en la región dorsal media tres heridas por arma de fuego y tres en la región lumbar. Órganos del tórax sin lesiones. Abdomen: herida anfractuosa en flanco derecho con salida de asas intestinales. Hígado con estallido total de arma de fuego. Fractura en la columna vertebral región lumbar vértebras 2 y 3. Perforación de asas intestinales. Bazo: Riñones sin lesiones, útero y ovarios sin lesiones. Genitales externos sin lesiones. Extremidades: herida por arma de fuego en tercio superior del muslo izquierdo con fractura del fémur. Herida en cara posterior del muslo izquierdo. Fractura abierta a nivel del codo derecho.
Diagnóstico: Herida por arma de fuego en: cabeza, región dorsal y lumbar, abdomen y miembros inferiores derechos y codo derecho.
Epicrisis: En la autopsia nos encontramos con el cadáver de una mujer en la cual se aprecian múltiples heridas por arma de fuego de alta potencia con graves lesiones de los órganos causándole el fallecimiento”

Los hechos no narran las torturas porque ellas no son causas de muerte. Las usan para ablandar en el lenguaje de ellos, pero allí estaban por fuera las que dejan huella y por dentro las que no deja. Además esta es una descripción de los mismos cuerpos de seguridad y la hemos tomado textualmente del expediente levantado; como hemos tomado también los integrantes de esta comisión que fueron:

“Fecha: Jueves 06-05-1986, hora 6pm.
Cuerpo participante: Disip 9 funcionarios mas 6 soldados como apoyo del TO5 de Yumare.
Resultado: 9 revolucionarios asesinados mas 1 Disip herido
Ubicación Caserío Barlovento – Municipio Bolívar – Estado Yaracuy
Disip participantes:

Comisario General Henry López Sisco
Comisario General Oswaldo Ramos Oviedo = Tomas
Inspector: Freddy Alí Granger Pérez
Inspector Raúl Jojan Fernández León


Eugenio Rafael Creazola Armas
Aníbal José Adán Quero
Inspector: William Mauricio Prado Sifontes
Subinspector: Noel Orlando Rosales Castro
Subinspector: Manuel Ramón Barroza Narváez
Detective Roger Alberto Contreras Boyer
Inspector: Julio Renault”.

Revisar y vivir la existencia de Dilia Rojas es una labor de pasión en donde a cada minuto de esos 44 años que anduvo físicamente entre nosotros todos fueron de verdadera importancia en esa segunda mitad del siglo veinte donde una cuarta conmoción continental sacudía estas tierras y poblados en lucha de vanguardias y de gente que con el relámpago de la Victoria de los revolucionarios cubanos nos alumbraban el desenlace de la “toma del mismo cielo por asalto”. Se estremecía el Continente desde el Río Grande hasta el último peñasco de la Patagonia y entre esas turbulencias de l lucha armada en función de la Liberación nacional y el Socialismo se formaba esta mujer, hija y nieta de campesinos muy pobres sustentados por siempre en un conuco, buscadores del agua en el cielo para regar la siembra. Buscadores de la comida de la espiritualidad para un rosario de hijos que esperan en la casa campesina. Allí conocí a mi prima pimpolleando como mujer, su nombre completo Dilia Antonia Rojas y había nacido en la madrugada del 2 de agosto de 1942 en Agua Linda pequeño poblado del estado Falcón. En ese tiempo mi tío Justino su padre no imaginaba que en el transcurso del tiempo engendraría al lado e Valentina su mujer a dos princesas para el pueblo que anhela su hora conquistando un mundo de justicia. Dos princesas: Esladia la de la mirada profunda y de ensueños que poco vivió entre nosotros, apenas 18 años y su hermana Dilia Antonia que en aquella tierra medio inclinada muy cerca del mismo conuco de Justino en el paso de Santa Rosa allá en Carabobo de Aroa junto a: Simón Romero, Quevedo Infante (El Gato), José Silva, Nelson Castellano, Pedro Giménez, Ronald Morao, Luis Guzmán Green y el internacionalista Alfredo Caicedo regaban con su sangre esta misma tierra que en años anteriores habían hecho sus primos Mario y Leonel Petit, su tío Elisaúl Morales, su esposo Edmundo Hernández, todos ellos señalando un camino necesario a la hora de conquistar una verdadera justicia. Más adelante durante su estancia en Cuba que se prolongó por varios años, fue cuando su hermana menor Esladia es asesinada en Tinaquillo por la Disip de aquellos días.

Ante su ejemplo, ante su espíritu, solamente debemos de sellar un compromiso y hacer de la perseverancia una religión. Al preguntarse uno que pensaría Dilia ante el escuadrón cobarde que los asesinó después e la entrega sucia e los hermanos Rabanales (Norberto y José Alirio), solo podemos imaginar su sonrisa de ternura hacia sus hijos para los cuales buscaba un nuevo sol que alumbrara sus amaneceres. Allí estaba respondiendo al llamado de los revolucionarios y las revolucionarias grandes, que se endurecen sin perder la ternura que son herederos d la memoria histórica que necesita un país para no perder sus raíces.

Esa fue mi prima, la negra Dilia Rojas, una madre, una revolucionaria y ante todo una mujer de verdad. Honor y gloria por su valentía. En su sencillez, en su humildad en su espíritu para no vacilar ante las dificultades y dejar para las generaciones nuevas un ejemplo a seguir de verdadero sentir revolucionario en una mujer de verdad.


“El ejemplo de Dilia nos une”

Luchar Hasta Vencer

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